Las
personas emocionalmente sanas tienen control de sus emociones y su
comportamiento. Son capaces de manejar los desafíos de la vida, construir
relaciones fuertes y recuperarse de los contratiempos. Pero del mismo modo que
se requiere de un esfuerzo para construir o mantener una buena salud física, lo
mismo ocurre con la salud mental y emocional.
Mejorar tu salud emocional puede ser una experiencia gratificante, un
beneficio para todos los aspectos de tu vida, incluida la mejora de tu estado
de ánimo y la construcción de la resiliencia.
¿Qué es la salud mental o la salud
emocional?
La salud mental o emocional se refiere al bienestar psicológico general.Comprende cómo te
sientes acerca de ti mismo, la calidad de tus relaciones y tu capacidad para
manejar tus sentimientos y hacer frente a las dificultades.
La buena salud mental no es sólo la ausencia de problemas de salud mental.
Estar mentalmente o emocionalmente saludable es mucho más que estar libre de la
depresión, ansiedad u otros problemas psicológicos. Más que la ausencia de la enfermedad
mental, se refiere a la presencia de características positivas.
Las
personas que están mental y emocionalmente saludables tienen las siguientes
características:
* Un sentimiento de satisfacción.
* Un entusiasmo por la vida y la capacidad de reír y divertirse.
* La capacidad de lidiar con el estrés y recuperarse de la adversidad.
* Un sentido de significado y propósito, tanto en sus actividades como
en sus relaciones.
* La flexibilidad para aprender cosas nuevas y adaptarse al cambio.
* Un equilibrio entre el trabajo y el juego, el descanso y la actividad.
* La capacidad de construir y mantener relaciones satisfactorias.
* Confianza en sí mismo y
una autoestima alta.
Estas características positivas de la salud mental y emocional te
permiten participar en la vida a través de actividades productivas y significativas. Estas
características positivas también te ayudan a hacer frente los desafíos de la
vida.
El papel de la resiliencia en la
salud mental y emocional.
Las personas con buena salud emocional tienen la capacidad de recuperarse de la
adversidad, el trauma y el estrés.
Esta capacidad se denomina
resiliencia. Tienen las herramientas para hacer frente a situaciones difíciles
y mantener una actitud positiva.
15 maneras de aumentar tu resilencia
Uno de los factores clave para la resilencia es la capacidad de
equilibrar el estrés y las emociones. La capacidad de reconocer tus emociones y
expresarlas adecuadamente ayuda a evitar quedarse atascado en la depresión,
ansiedad u otros estados de ánimo negativos.
Otro factor clave es tener una red social de apoyo fuerte.
La salud física está relacionada con
la salud mental y emocional.
El cuidado de tu cuerpo es un poderoso paso hacia una buena salud mental
y emocional. La mente y el cuerpo están unidos. Cuando mejoras tu salud física,
automáticamente experimentas un mayor bienestar metal y emocional. Por ejemplo,
el ejercicio no sólo fortalece el corazón y los pulmones, también libera
endorfinas, unas poderosas sustancias químicas que nos dan energía y elevan
nuestro estado de ánimo.
Tu estilo de vida afecta a cómo te sientes física y emocionalmente:
* Descansa lo suficiente. Para tener
una buena salud mental y emocional, es importante cuidar de tu cuerpo. Eso
incluye dormir lo suficiente. La mayoría de las personas necesitan de siete a
ocho horas de sueño cada noche para poder funcionar de manera óptima.
* Aprende
lo básico para una correcta nutrición. El tema de la nutrición es
complicado y no siempre es fácil de ponerlo en práctica. Pero cuanto más se
aprende acerca de lo que comes y cómo afecta a tu energía y estado de ánimo,
mejor te sientes.
* Haz ejercicio para
aliviar el estrés y levantar tu estado de ánimo. El ejercicio
es un poderoso antídoto contra el estrés, la ansiedad y la depresión. Busca
maneras de añadir pequeñas actividad a tu día, como subir las escaleras en vez
de coger el ascensor o ir de paseo. Si quieres tener una buena salud física y
mental, trata de hacer al menos 30 minutos de ejercicio diario.
* Obtener
una dosis de luz solar todos los días. La luz del sol eleva el estado
de ánimo, así que trata de conseguir por lo menos de 10 a 15 minutos de sol al
día. Esto lo puedes lograr haciendo ejercicio o dando un paseo con un amigo.
* Limita
el alcohol, evita el tabaco y otras drogas. Son estimulantes que te hacen
sentir bien en el corto plazo, pero a largo plazo suponen consecuencias
negativas para tu salud física y emocional.
Mejorar la salud mental y emocional
cuidando de ti mismo.
Con el fin de mantener y fortalecer tu salud mental y emocional, es
importante prestar atención a tus propias necesidades y sentimientos. No dejes
que el estrés y las emociones negativas se acumulen. Trata de mantener un
equilibrio entre tus responsabilidades diarias y las cosas que te gustan. Si
cuidas de ti mismo, vas a estar mejor preparado para hacer frente a los
desafíos.
Cuidar de sí mismo implica el continuar con las actividades que
naturalmente liberan endorfinas y contribuyen a sentirse bien. Además del
ejercicio físico, las endorfinas también se libera naturalmente cuando:
* Haces
cosas que positivamente afectan a los demás. Ser útil a los demás y ser
valorado por lo que haces puede ayudar a construir una autoestima sana.
* Desarrollar
la auto-disciplina. El auto-control, también
produce naturalmente endorfinas y te puede ayudar en momentos de desesperación,
impotencia y otros pensamientos negativos.
* Aprender
o descubrir cosas nuevas. Piensa en ello como un “caramelo
intelectual”. Haz cursos de formación de aquello que te interese, lee, visita
un museo, aprende un nuevo idioma o simplemente viaja a un lugar nuevo.
* Disfruta
de la belleza de la naturaleza o del arte. Los estudios demuestran que un
simple paseo por un jardín puede reducir la presión arterial y reducir el
estrés. También es efectivo un paseo por una galería de arte, admirando la
arquitectura de una ciudad o sentado en una playa.
* Administra tus niveles de
estrés. El estrés tiene un severo impacto en la salud mental y emocional,
por lo que es importante mantenerlo bajo control. Aunque no todos los factores
de estrés se pueden evitar, las estrategias de manejo del estrés pueden ayudar
a que las cosas vuelvan a su equilibrio.
* Controla tus
pensamientos. Trata de evitar los pensamientos automáticos
negativos. Drenan tu energía y desencadenan sentimientos de ansiedad, miedo y
depresión.
Más consejos y estrategias para cuidarse a sí mismo:
* Apelar a
los sentidos. Mantén la calma y recarga tu energía apelando a los cinco
sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto. Escucha la música que te anima, camina
por algún lugar que te agrade visualmente (el monte es muy adecuado para este
propósito), acaricia a la persona que amas, cómprate ese perfume que tanto te
gusta y saborea tu comida preferida.
*
Participa en un trabajo significativo y creativo. Haz cosas que
desafían tu creatividad y te hacen sentir productivo aunque no te paguen por
ello. Cosas como la jardinería, dibujar, escribir, tocar un instrumento o
construir algo en tu taller.
* Hazte
con una mascota. Sí, las mascotas son una responsabilidad, pero el cuidado de un
ser vivo te hace sentirte necesitado y amado. No hay amor tan incondicional
como el amor que una mascota te puede dar. Los animales también te obligan a
salir de la casa para hacer ejercicio y exponerte a nuevas personas y lugares.
*
Convierte tu tiempo libre en una prioridad. Vete a ver una película
divertida, da un paseo por la playa, escucha música, lee un buen libro o habla
con un amigo. El juego es una necesidad para una buena salud emocional y
mental.
* Tómate
un tiempo para contemplar y apreciar las cosas. Piensa en
aquellas cosas que estás agradecido. Meditar, rezar, disfrutar de la puesta de
sol o simplemente tomar un momento para prestar atención a lo que es bueno,
positivo y hermoso.
Todo el mundo es diferente, no todo será igualmente beneficioso para
todas las personas. Algunas personas se sienten mejor relajándose y
ralentizando sus movimientos mientras que otros necesitan más actividad, más
excitación o estimulación para sentirse mejor. Lo importante es encontrar actividades
que te gusten y que te ayuden a motivarte.
Las relaciones sociales: el
fundamento para una buena salud emocional.
No importa cuánto tiempo dediques a la mejora de tu salud mental y
emocional, todavía necesitarás la compañía de otros para sentirte pleno. Los
seres humanos somos criaturas sociales con una necesidad emocional de
relaciones y conexiones positivas con los demás. Nosotros no estamos destinados
a sobrevivir, y mucho menos prosperar, en forma aislada. Nuestros cerebros
sociales anhelan compañerismo, aun cuando la experiencia nos haya vuelto
tímidos y desconfiados con los demás.
La interacción social también te puede ayudar a reducir el estrés. La
clave es encontrar una relación de apoyo con alguien que sea un “buen oyente”,
alguien con el que puedas hablar con regularidad, preferiblemente cara a cara.
Un buen oyente percibirá los sentimientos detrás de las palabras y no te
interrumpirá ni juzgará. ¿Cuál es la mejor manera de encontrar un buen oyente?
Convertirte tu mismo en un buen oyente. Desarrolla una amistad con alguien con
el que puedas hablar con regularidad y apoyaos mutuamente.
Trucos y
estrategias para conectarte con los demás:
* Apaga el
televisor o tu ordenador. La comunicación es en gran medida una
experiencia no verbal que requiere que estés en contacto directo con otras
personas, así que no descuides tus relaciones del mundo real en favor de la
interacción virtual.
* Dedica
tiempo cada día a estar con gente que te gusta. Elige amigos,
vecinos, colegas y miembros de la familia que sean optimistas, positivos y se
interesen por ti.
*
Voluntariado. Hacer algo que ayuda a los demás tiene un efecto beneficioso sobre
cómo te sientes. Escuelas, iglesias, organizaciones no lucrativas de todo tipo
dependen de voluntarios para su supervivencia.
Factores de riesgo para tu salud
mental.
* Falta de
apego con tu cuidador en la infancia. Sentirse solo, aislado,
inseguro, o confundido durante la infancia puede dejar graves secuelas aunque
superables totalmente.
* Un
trauma o la pérdida de un ser especialmente querido durante la infancia. Muerte de uno
de los padres u otras experiencias traumáticas, como la guerra o una larga
hospitalización.
*
Indefensión aprendida. Las experiencias negativas que conducen a la
creencia de que eres incapaz de afrontar las dificultades y que tienes poco
control sobre las situaciones en tu vida.
* La
enfermedad, especialmente cuando es crónica, discapacitante, o te aísla de los
demás.
* Los
efectos secundarios de los medicamentos, especialmente en las personas
mayores que son los que más usan tratamientos farmacológicos.
* Abuso de
drogas. El abuso de alcohol y otras drogas puede causar problemas de salud
mental preexistentes o crear nuevos problemas mentales o emocionales peores.
Los factores de riesgo puede contrarrestarse con factores de protección,
como las relaciones fuertes, un estilo de vida saludable y las estrategias de
afrontamiento para manejar el estrés.
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